25 ago 2011

Las narices de la psicología y el psicoanálisis en la educación

La pedagogía actual ha estado acompañada por las investigaciones psicológicas y psicoanalíticas del siglo XX, esto complejiza la situación cuando se intenta buscar una unidad de métodos y de ideas educativas. Sin embargo, es cierto que ha nutrido el debate sobre los planteamientos principales de la educación.
Ahora bien, los primeros aportes investigativos tienen que ver con lo que se denominó el siglo del niño: se plantea que la escuela debe centrarse en el alumno, conocerlo para educarlo mejor. De esta forma, se construye teóricamente una paidología. El siglo XX  se consagrará a la investigación del niño, se publicará sobre el tema y se desarrollarán grupos de investigación para ahondar en este problema fundamental para el quehacer educativo.

Sin embargo, este enfoque, que quiere sustituir el magistro-centrismo por el puero-centrismo, pierde el impulso teórico que había desarrollado y pasa a ser solo una práctica educativa poco operante y utópica. A partir de esta problemática se constituye la necesidad de dar una base científica a la educación, como plantea Clarapède. Entonces se plantean mecanismos teórico-prácticos que ofrezcan resultados a la labor pedagógica: la psicología de la forma, la psicología de la conducta, la enseñanza programada, el conductismo, y los trabajos de Dewey, de Ribot y de Janet. De todas estas propuestas hay que resaltar el conductismo (el más utilizado en la educación) que consideraba que toda actividad humana es reducible a estimulo-respuesta.

Más tarde aparece la propuesta psicoanalítica que propone  que lo importante es “saber adivinar, gracias a pequeños indicios, lo que sucede en su alma (del estudiante) aún no formada, darle testimonio, sin exceso, del amor que merece…”  Pero esta teoría, aunque bastante útil, fue refutada por J-C Filloux, pues el psicoanálisis, por su fuerte objetivo médico no estaba acorde a las metas pedagógicas. Sin embargo, el aporte de Freud no es el único. Las propuestas de Wallon y Piaget, que a mí parecer son las más pertinentes, fundamentaron una nueva pedagogía que no ha menguado su poder ilustrativo hasta ahora. Wallon propone que la educación “se fundamenta en el conocimiento exacto del niño, de su naturaleza, de sus necesidades y capacidades” y Piaget demuestra, hábilmente, la existencia de estructuras cognitivas, que caracterizan al niño en cada una de sus etapas. Y va más allá reconoce la existencia de una evolución mental, las influencias físicas y sociales que interactúan entre sí para el desarrollo cognitivo.

En fin, las aportaciones de Piaget dan el tan anhelado tinte científico al problema educativo que ha sido tan estudiado y alimentado por tan distintas ideas psicológicas. Sin embargo, en estos tiempos actuales, los maestros debemos seguir investigando todos los elementos que constituyen  la educación, el medio, el alumno, el maestro mismo, etc. Aun queda mucho camino por recorrer, porque las ideas educativas nacen de los cambios sociales y cultuales que nunca pueden ser determinados.