12 ago 2012

La novela de Joseph Avski y Alberto Salcedo Ramos


Hay una escena en la cinta Midnight in Paris de Woody Allen donde Gil Pender tiene el siguiente diálogo con Hemingway: 
Hemingway: ¿Qué escribe?
Gil Pender: Una novela.
Hemingway: ¿Sobre qué?
Gil Pender: Sobre un hombre que trabaja en una tienda de nostalgia, ¿sabe?
Hemingway: ¿Qué mierda es una tienda de nostalgia?
Gil Pender: Un lugar donde venden cosas viejas. Memorabilia. Y resulta que... ¿Suena muy horrible?
Hemingway: Ningún tema es horrible, si la historia es verdadera. Y si la prosa es limpia y honesta, y si manifiesta valor y elegancia bajo presión.
Gil Pender: Oiga. Quisiera pedirle el mayor favor del mundo
Hemingway: ¿Qué es?
Gil Pender: ¿Podría leerla?
Hemingway: ¿Su novela?
Gil Pender: Sí. Tiene 400 páginas y estoy buscando, busco una opinión.
Hemingway: Mi opinión es que la odio.
Gil Pender: Pero si ni siquiera la ha leído.
Hemingway: Si es mala, la odio. Odio la mala Literatura. Y si es buena, la envidiaré y la odiaré más. No pida la opinión de otro escritor.
Hemingway decide llevarle la novela a Gertrude Stein para que concluya su calidad literaria y deshacerse de la responsabilidad de evaluar a otro escritor. Su opinión con respecto al trabajo literario no depende de las adulaciones, sino de la calidad.

No pasó lo mismo en el caso de Joseph Avski y Alberto Salcedo. La novela de Avski fue retirada por haber citado sin comillas partes extensas de la novela El oro y la oscuridad de Salcedo Ramos. 

Avski se confió. Las decisiones que tomó con respecto a su novela fueron comunicadas a Salcedo, parte por parte, pero al parecer no fueron tomadas con la seriedad necesaria. Salcedo le respondía con elogios y la necesidad de lectura y juicio crítico, que pedía Avski, se enmarañó entre halagos de parte y parte. Después, olvidando quizá las conversaciones previas, Salcedo se sintió plagiado, dijo que iba a demandar y la novela se retiró del mercado.

No me interesa analizar culpas que quizá no existen. Salcedo tuvo sus razones para proteger su propiedad intelectual. ¿Quién no lo haría? Y Avski también las tuvo para hacer el “pastiche” que, según dice, era un homenaje. Lo interesante aquí es el tema de las amistades literarias. ¿Hasta dónde llega la amistad en temas literarios? ¿Primero se forja la amistad y luego la literatura? ¿Pueden ser amigos dos escritores?

Para el Hemingway ficcional de Woody Allen es muy claro: Mi ego, mi labor, me van hacer odiar tu trabajo; la escritura es una competencia. Sin embargo, la historia nos ha mostrado casos en los que las amistades han forjado excelentes obras. Clásico es el ejemplo de Nathaniel Hawthorne y Melville. Su estrecha amistad les permitía intercambiar borradores y señalarse los errores literarios más urgentes. Habrán más casos, cientos, quizá miles.

¿Qué sucedió entonces con Avski y Salcedo? No sé si sean amigos íntimos, no tengo conocimiento de que únicamente hayan charlado por correo electrónico, no sé si hayan salido a tomar un café o una cerveza, lo evidente es que uno de los dos se tomó más en serio al otro y así no hay amistad, así no hay nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya todos sabemos en Colombia que esa novela de José Manuel Palacios -el verdadero nombre monteriano de este acomplejado-, es un vergonzoso plagio, un raponazo de frases e ideas de Alberto Salcedo Ramos, un verdadero y gran escritor. Es tan falso este Palacios, que se cambia de nombre para esconder sus chanchullos, en unas biografías dice que es de Medellín siendo monteriano... en fín, un caso patológico de mitómano y delirios de grandeza... Patético...

Anónimo dijo...

Pues sí, no se entiende porqué le hacen el jueguito a ese plagiario José Palacios llamándolo por ese alias -¿qué persona honrada usa un alias?-, y poniéndolo a la altura de un escritor respetable. Como bien lo han dicho, en otro concurso -de la Fundación La Cueva, en el 1011- también fue sorprendido trampeando, es una conducta ya usual en él, nos da una idea de su carácter y henestidad..

pachevsko dijo...

Muchas gracias por sus comentarios.