Y esta conclusión mía es la de que no existen libros, ni existe literatura, ni existe retórica, ni existe arte: sólo existen hombres. Hombres de carne y hueso que sienten y que sufren, que aman y que mueren....
Jaime Ardila Casamitjana - Prólogo a Huella en el barro de Tomás Vargas Osorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario