Aún no desempacan el comedor. Los
dos se sientan en el suelo y usan la mesita del teléfono para sostener los
vasos. Sólo han tenido tiempo para armar la cama y sacar algunas cortinas. El
resto es un desastre. Después, todo quedará como en las revistas
que Alicia acostumbra ver. Habitaciones iluminadas, obras de arte colgadas en
las paredes, tapetes llamados alfombras y objetos extraños en todas las mesas
de la casa.
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