30 abr 2008

José (de un fragmento de “El Evangelio Según Jesucristo” de José Saramago)

Los gustos de José son contradictorios. Ama la holganza y la tranquilidad en la que vive, observa el tiempo susurrando a su lento paso. Pero cuando su trabajo lo atrapa desea que el tiempo se torne veloz, ágil. Esto le sucedió aquel secreto día en el que los carpinteros, reunidos, esperaban al capataz para reanudar sus labores:

— ¡Estoy ciego! —gritó José cuando entraba el encargado—. Ya no podré ver a mi querida Jerusalén… ni a mi hijo, Jesús, que tanto amo.

En seguida el capataz mandó a uno de los carpinteros a revisarle los ojos, pero cuando este tocó a José exclamo: “¡Estoy ciego… me he quedado ciego!”. El capataz, asustado por ser el mal posiblemente contagioso, corrió asustado hacia su vivienda. Fue entonces, cuando José y sus amigos se retiraron, riendo, a descansar.

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